Esta es la primera de tres entrevistas apasionantes en las que Ximena Palma, nos cuenta en primera persona su experiencia de maternidad subrogada.
Ximena nos abre su corazón narrando cómo llegó a tomar esta decisión de ser madre canguro de su sobrino. Nos cuenta por qué lo hizo y cómo fue todo el período previo a la gestación del bebé. Crece con su increíble historia.
Ximena Palma colabora desde Lima con Tu Familia Crece como psicóloga y coach y además nos cuenta su experiencia como madre canguro.
María – De la historia de Ximena nos interesa todo, pero por encima de todo queremos adentrarnos en la parte emocional de su experiencia. Y antes de ello queremos que nos cuente su historia de forma resumida.
Ximena – Hace casi diez años conversaba con mi hermano y mi cuñada que vivían en Brasil. Ellos me contaban su nuevo fracaso con el último tratamiento de fertilidad. Mientras les escuchaba, se me salían las lágrimas, yo tenía en brazos a mi bebé recién nacido. En esos momentos la emoción me ganó y me ofrecí: «Yo feliz de cargar en mí el hijo de mi hermano», se quedaron en shock, lo agradecieron, pero ahí quedó el ofrecimiento sin más.
Pasó un año y un día me llamaron porque querían saber si todavía estaba dispuesta. Les dije que sí, yo sabía lo mucho que deseaban el bebé y ahí comenzó nuestra historia.
M- Así que nació de ti el ofrecimiento en realidad…
X- Ellos nunca imaginaron que yo iba a ofrecerme como madre canguro de su hijo, a mi me sorprendió mi propia decisión. Algo que me acompañó siempre fue la plena confianza en que esto iba a suceder y que todo iba a salir bien. Me ayudó esa confianza ciega. Yo estaba en son de espera criando a mis hijos, esperando ese momento.
M – ¿Qué ocurrió en ti para lanzar esa propuesta? Parece que lo tomaste a la ligera en un principio, sin pensarlo mucho y luego se asentó en ti la decisión en el año posterior hasta que te lo pidieron definitivamente.
X- Sí, puede ser, una combinación de cosas. Yo estaba muy conectada con la maternidad por mis dos hijos tan pequeños y además estaba con las hormonas muy revueltas. Mi hermano y mi cuñada me contaban sus problemas con las in vitros fallidas y veía que yo tenía todo para ofrecer mi cuerpo sano para ayudarlos. Yo tenía 41 años, un niño de dos años y un bebé recién nacido. Como no iba a ayudar. Yo tengo cuatro hermanos y él es el pequeño, al que siempre cuidaba, desde pequeña él despertó en mi el sentimiento de maternidad. Siempre he tenido con él una conexión especial. Fue curioso que justo él que despertó en mi ese sentimiento de maternidad, fuera el que no pudiera tener hijos.
M – Puede ser que te saliera por tu condición de hermana protectora, por seguir protegiéndole. Me interesa muchísimo la parte emocional de todo esto. ¿Cómo fue esa relación con tu hermano a la hora de dar los pasos previos hasta que te quedaste embarazada? Y con todos los demás, tu cuñada, tu marido…
X- Yo les dije que sí después de su petición. Mi hermano conversó con su esposa y yo conversé con mi esposo primero. El tuvo que pensarlo más, su inquietud era cómo iban a tomarlo nuestros hijos, cómo iban a procesarlo, qué recuerdos les iban a quedar…
Por el lado de mi hermano y su esposa nos ofrecieron el apoyo de una agencia de embarazos subrogados de EEUU que nos guiaría de la mano, de forma super profesional, paso a paso. Y así lo hicimos. Una vez que le dimos el sí a ellos, que fue un momento muy emotivo y de celebración, comenzamos todos los pasos de forma muy profesional con esta agencia, con muchísimas conversaciones necesarias entre mi marido y yo, entre mi hermano y yo, mi cuñada y yo, los cuatro…
«Algo que me acompañó siempre fue la plena confianza en que esto iba a suceder y que todo iba a salir bien«
M- Veo que la comunicación fue fundamental para resolver cualquier duda y preocupación en aquel momento del proceso y en todo realmente.
X- Sí, por supuesto, mi marido y yo hablamos con una psicóloga y con una coach sobre todas nuestras inquietudes. Por ejemplo, si serían uno o dos embriones, sobre qué pasaría si me ocurría algo a mi, o si mi hermano y mi cuñada fallecían… Se habló de todo, desde lo más simple hasta plantearnos las situaciones más complicadas.
Se dejó todo por escrito. Todos estos puntos vienen sugeridos por la agencia, la parte legal, la parte emocional, etc…
Tratamos temas tan importantes como el del vínculo que se crea entre el bebé y yo y el bebé y mi cuñada. Era necesario hablarlo, porque no es igual haberlo llevado dentro a no haberlo hecho. El vínculo con su madre comienza más tarde, cuando lo tiene en brazos, en el momento de la entrega. Toda la parte emocional la dejamos a cargo de la agencia, hablamos de todo, planteándonos todos los escenarios posibles, no podíamos dejar nada sin plantear, no puedes dejar nada al «ya veremos».
M – Me parece fundamental todo esto que comentas, todos estos acuerdos para tener todos los ámbitos cubiertos. Pero pese a ello, ¿os encontrásteis con algún obstáculo o piedrecita en el camino?
X – Mira, un proceso tan complejo como es este, tiene mil aprendizajes. Yo no los llamaría obstáculos. Todo funcionó maravillosamente bien, tuvimos la suerte de estar conectados permanentemente, fuimos muy cuidadosos en todas las conversaciones, muy transparentes. Y contándonos como nos sentíamos en todo momento.
Un obstáculo fue el plantearme «qué hago con mi trabajo». Yo era gerente en una compañía, yo trabajaba a tiempo completo, me preguntaba cómo iba a hacer, con la recuperación de mi cesárea, etc… Otra cosa es que yo tenía que viajar a Brasil para hacer la transferencia, pues en Perú hay un vacío legal sobre la maternidad subrogada y como mi hermano y mi cuñada vivían en Brasil y allí sí está permitido, lo íbamos a hacer allí. Así que lo hablé con mi jefe y sentí su apoyo, me quedé mucho más tranquila.
Otro tema fue con mis hijos, pero como eran muy pequeños, decidimos no decirles nada hasta que no estuviera el embarazo avanzado. Y se lo contamos con el apoyo de un libro que nos regalaron mi hermano y mi cuñada sobre una familia canguro.
M – ¿Tuviste alguna duda personal? ¿Contigo misma?
No, realmente no. Sí sabía que el tema de cómo iba a encontrarme no iba a ser fácil, el ocultarlo a los demás, me pesaba, pero cuando pasó el primer trimestre y ya no tenía que tomar ningún suplemento hormonal e iba todo bien, ya lo contamos y pasó la carga de ocultar a los demás. Se abrió otra etapa de contar a la familia, a los amigos…
M – Me interesa cómo vivisteis el momento de plantear la decisión al resto de la familia.
X – Claro, mi mamá lo sabía desde el principio, lo que le preocupaba era si me pasaba algo a mi. Mi respuesta era de contención, de tranquilizarla, decirla que todo iba a ir bien. Y por otro lado otra de sus preocupaciones era por la relación entre mi hermano y yo, cómo iba a afectarnos si alguna expectativa no se cumplía. Y resulta que fue al contrario, nos unió. Desde el principio estuvimos unidos, no solo los dos, sino también los cuatro y también con mis hijos, esa unión dura hasta ahora. Mi sobrino viene a casa ahora y es como un hijo más. Mi madre se tranquilizó cuando ya me quedé embarazada y vio que todo iba encaminado y era una realidad. Su preocupación pasó a ser apoyo.
M – Claro, aceptó tu decisión, y una vez aceptó comenzó el apoyo. Y mira cómo vuelve a salir ese sentimiento de protección, ese que tuvo tu marido hacia vuestros hijos cuando le planteaste el tema y ahora de tu madre hacia ti y hacia tu hermano, hacia sus hijos.
M – En general y sin conocer el final de la historia, veo que la comunicación constante entre todas las partes durante todo el proceso fue fundamental. Siento que lo viviste todo con absoluta transparencia desde el principio y eso fue básico para llevarlo de la mejor manera posible. Y en cuanto a tus emociones, me gustaría saber cuáles fueron las emociones principales con las que viviste tú esta primera etapa.
X – Al principio, cuando comenzamos las conversaciones entre los cuatro, fue une etapa de ilusión. Pensaba: «¿Esto se hará realidad…?» «¿Lo podremos hacer…?», con mucha emoción. Yo sentía que esto era un rol que yo había venido a cumplir a esta tierra. Tal cual. Yo lo sentía muy adentro, igual que con mis hijos. Yo sabía que yo había venido a darle vida a esta personita, a Mateo. Este pensamiento me traía tranquilidad, sabía que todo iba a salir bien. Igual que con mis hijos la confianza me acompañó siempre.
Y luego cuando comenzamos las conversaciones con los doctores, mi duda era si funcionaría a la primera, y mi hermano y mi cuñada igual, después de tantos tratamientos su preocupación era esa. Mi tratamiento fue solo con pastillas, solo tuve dos pinchazos al principio, el resto todo por vía oral.
«Igual que con mis hijos la confianza me acompañó siempre»
Después, en la etapa previa a viajar a Brasil, comenzaron a medirme el grosor del endometrio todos los días, hasta que estuve lista para la transferencia. Mientras ya habían preparado a mi cuñada, habían extraído los óvulos, habían hecho la in vitro y habían separado los dos embriones. Esta etapa fue muy emocionante, medían mi endometrio milímetro a milímetro todos los días y cuando estuvo listo viajé a Brasil y al día siguiente fui directa al hospital a hacer la transferencia.
De camino al hospital sentía una emoción tremenda por lo que íbamos a hacer, algo tan grande. Recuerdo que recé y recé, me dieron una pastillita para estar tranquila, pero yo ya estaba tranquila, sabía que iba a funcionar. Me hicieron las transferencia que dura un minuto y después nos fuimos a casa de mi hermano. LLegamos a la casa y le dije a mi hermano que me dejara sola en un cuarto. Quería visualizar, rezar, estar conectada con los embriones, quería que toda mi energía estuviera enfocada en lo que estaba pasando en mi cuerpo.
Estuve horas, perdí la noción del tiempo, soñé, recé, medité, dormí, tuve un sueño alucinante. En sueños visualicé a un niño… Cuando salí del cuarto yo sabía que iba a ser una niño. Salí, comimos, no les conté lo que soñé, pero a mi me dió mucha tranquilidad, me sirvió muchísimo.
A los dos días regresé a Lima a trabajar.
M – Y ahí comenzó la segunda etapa, el siguiente paso de este proceso tan increíble. Me quedo con la tranquilidad de esas horas que pasaste en soledad, aunque ya nos estabas sola. Supongo que te sentías acompañada y feliz de lo que habías hecho y muy conectada con ese pequeño ser que ya tenías dentro. Tenías esa seguridad de que todo iba a salir bien.
Tengo miles de preguntas que me vienen a la cabeza, poco a poco seguiremos adentrándonos en tu apasionante historia y esto será en la siguiente entrevista. Millones de gracias por abrirnos tu corazón y contarnos tu experiencia Ximena.
Recuerda que esta es la entrevista escrita, si quieres escuchar el podcast y todos los demás podcast de Tu Familia Crece, pulsa en el siguiente enlace: https://www.tufamiliacrece.es/podcast-tu-familia-crece/