Vuelve la esperanza. No podía dejar de escribir sobre lo que está ocurriendo estas últimas semanas, por fin los procesos de adopción internacional en Vietnam vuelven a tomar velocidad.
Eso implica que las familias pueden viajar a recoger a sus hijos de una forma prácticamente igual a los tiempos de antes del COVID, vuelve a haber asignaciones, empieza a respirarse ilusión y esperanza de nuevo…
Increíble después de todo lo que llevamos pasado…
Vuelven las llamadas con buenas noticias, vuelven las fechas de viajes y de ceremonias de entrega. Regresan las fotos de maletas preparadas para viajar, de caras de ilusión en los aeropuertos, de encuentros de familias que ya están unidas para siempre.
Es época de abrazos eternos, de sueños cumplidos, de lágrimas de alegría.
Son tiempos de revivir ilusiones, de alegrías compartidas, de recuerdos imborrables que resurgen al ver que de nuevo todo se mueve.
Y es que hay tantas familias esperando, cada una en su punto del proceso, que necesitaban que llegara este momento para coger impulso de nuevo y continuar el camino con nuevas esperanzas.
Esto era necesario sentirlo ya. Adoptar es un camino muy duro, largo, agotador, en la mayor parte de los casos, eterno… Es necesario sentir que los procesos fluyen, que tarde o temprano se culminan. Y llevábamos dos años sin sentirlo así.
Y esto es solo el comienzo, la parte previa a la adopción en sí. Luego viene el período de adopción mutua, los padres adoptan al niño y el niño también tiene que adoptar a sus padres. Pero esa es otra historia. Por eso, hasta llegar ahí es importante ir viviendo el proceso paso a paso y cogiendo impulso con las buenas noticas. Cada cosa a su tiempo.
Estoy segura que la mayor parte de las familias viven ahora mucho más esperanzadas y ven en los que están cumpliendo su sueño, su meta mucho más cerca.
Enhorabuena a todos los que ya estáis con vuestros hijos, vivid cada instante de esos días irrepetibles por las calles de Vietnam.
Hoy cierro los ojos y me traslado a Hanoi, me veo paseando alrededor del lago de Hoan Kiem como cada día de los que estuvimos allí y recuerdo el sentirme afortunada y muy muy agradecida al país donde nacieron mi hijos.
Os invito a los que estáis allí ahora y a los que lo estaréis algún día tarde o temprano, a ser conscientes de lo importante de disfrutar cada día juntos. De las primeras veces de todo, las primeras sonrisas, los primeros baños, los primeros paseos, las primeras comidas, los primeros sueños, desvelos, llantos… Es un momento, único e irrepetible. Las emociones que estáis sintiendo estos días, no se olvidan nunca. Tenedlo por seguro.
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