Esta semana celebro el amor cuidando de mi autoestima.
Veo corazones por todas partes, objetos, tartas, helados, bolis, cajas, escaparates… Pues que queréis que os diga, lo que me parecía una cursilada hace unos años, ahora me parece necesario, bonito y hasta me hace ilusión.
Después de una época tan larga y tan gris ver el color rojo me anima. Además dedicarle tiempo a pensar en cosas bonitas y recibir algún corazón de vez en cuando me encanta. Porque un corazón es igual a TE QUIERO en cualquier idioma del mundo.
Asi que hoy te propongo que pensemos más a fondo en AMOR.
Voy a sorprenderte… ¿Cómo va tu amor propio? ¿Te quieres? Empecemos por aquí porque para querer a los demás necesitamos empezar por querernos a nosotros mismos…
Te voy a hacer más preguntas… Lo que cuenta es lo primero que te venga a la cabeza… No lo pienses mucho… ¿Listo? Vamos allá.
Te pregunto:
¿Qué es lo que te gusta de ti?… ¿Quizás te gusta que eres generos@, amable, divertid@… Quizás te gusta que eres respetuos@, organizad@, o quizás te gusta que eres buen@, trabajador@, alegre?
¿Qué es lo que más te gusta de ti?… ¿Lo que más quieres de ti?… ¿Les das el valor que merece?…
Déjame que te diga que esas aptitudes que acabas de identificar Son tus super poderes… Abrázalos, quiérelos, protégelos. ¿Los estás usando a tope ?…. ¿Los compartes con los demás?…
Porque no hay nadie igual que tú ni nadie como tú, eres ÚNICO E IRREPETIBLE. No permitas que nada, ni nadie te arrebate lo que te hace especial, lo que más quieres de ti.
El amor se siente, se tiene, se recibe y se da… Es un proceso que se retroalimenta solo: cuanto más amor tienes, más amor das y más amor recibes.
Estamos tan faltos de amor y cariño debido a esta distancia prudencial física que venimos aguantando estos últimos dos años, que últimamente se habla mucho de las hormonas que genera el cuerpo que propician felicidad.
Muchos científicos, como la Dra. Marian Rojas Estapé, afirman que la serotonina por ejemplo está considerada la hormona de la felicidad por su efecto sobre nuestro estado mental. Junto con otras sustancias como la dopamina o la adrenalina, se encarga de equilibrar nuestro estado de ánimo. Tienen influencia en nuestra función cognitiva y a niveles altos provoca sensaciones de bienestar, relajación y satisfacción como por ejemplo cuando damos o recibimos un abrazo.
Y es que el amor es un sentimiento de felicidad profunda, que literalmente mueve montañas, es el sentimiento que rompe barreras, es el sentimiento que más poder tiene para lograr nuestros propósitos.
Fijaros que este sentimiento de sentirse querido y de querer, podría ser suficiente para afrontar muchas de las dificultades emocionales con las que nos encontramos a diario. Es la base de nuestra seguridad, de como vamos a enfrentarnos a las cosas.
Pero claro, como con todo, el amor hay que cuidarlo. Hay que abrazarlo, hay que alimentarlo.
Ahora te invito a que me escuches atentamente. Voy a poner el foco en un día cualquiera de mi rutina… Voy a parar, voy a pensar y voy a describir mis movimientos… Te voy a mostrar que puedes dar y recibir amor desde que te levantas hasta que te acuestas.
«Suena el despertador…. Le doy una caricia a mi marido que está durmiendo al lado…, a continuación me levanto totalmente zombi y me encuentro a mi perro por el pasillo que está que se muere de la emoción al verme. Me da besitos con su lengua, yo le hago una caricia mientras le doy los buenos días… Voy a despertar a mis hijos y les digo: » Buenoos días gordiiis» con un tono cariñoso.
Empieza la jornada laboral, los dejo en el cole con un beso y ellos me dan un abrazo, os confieso que muchas veces yo se lo pido directamente… ¡Qué gusto, qué ricos son esos abracitos!…
Y a partir de ahí me voy encontrando con gente que conozco, el portero del cole, padres, profes otros niños y gente que desconozco el conductor del bus, la señora de recepción de la oficina, los ocupantes de otros despachos, saludo a todo el mundo con una sonrisa.
¡Es tan fácil y agradable ser amable y que lo sean contigo! Estoy generando impacto positivo a mi alrededor y ellos en mi.
De camino al trabajo me pongo mi canción favorita que me llena de energía… Aquí me estoy cuidando sin darme cuenta… Me tomo un café rápido con mi amiga y compañera de trabajo y la intento escuchar con atención… La estoy ayudando a ella sin darme cuenta… y ella a mi con su compañía.
Por la tarde vuelvo a casa y percibo que todo el mundo me está esperando… Incluido el chuchín… Qué sensación tan bonita ¿No? TODO ESTO QUE ESTÁ OCURRIENDO SON FORMAS DE AMOR…
Llega la cena y compartImos Masterchef o lo que se tercie con quien se apunte… Nos vamos a dormir, me siento en la cama del enano y le pregunto que qué tal su día, le achucho un poco porque es como un pequeño gran peluchín mimosón, luego me doy el paseíllo para apagar luces y oigo como su padre está repartiendo un poco de cosquillas que les viene bien para liberar las últimas energías e irse felices a dormir… Yo me rio también de las carcajadas de fondo y por fin… Me meto en la cama… Yujuuu!!! Cojo ese libro que tanto me apetece y al menos leo 10 mn! ¡Bravo me estoy cuidando! Un beso de buenas noches a mi marido, apago la luz y a sobar…»
Con este ejemplo cotidiano me gustaría ayudarte a que seas más consciente de cómo puedes dar y recibir amor… Haz tú este pequeño ejercicio de describirte un día de tu rutina… Te va a gustar.
Con muy poco se puede hacer mucho, muchísimo. Siempre insistimos en esta idea: un gesto, una caricia, una sonrisa, un mensaje bonito, un abrazo, la preparación de una comida rica, un detalle para alguien especial, un paseo con conversación, unas cosquillas, unas risas desde las tripas, todo es amor que recibes y amor que das.
El amor es el pilar de uno mismo, es el pilar de una relación sea de pareja o sea de amistad, y es el pilar de la familia. Es el terreno fértil desde donde sembramos todo lo demás. QUIÉRETE. QUIERETE PARA QUERER.
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